Pero yo he sacrificado
para escribir
o a otra que cantaré
o a nadie.
Somos los heridos de las marchas de los estudiantes y de los alumnos, nuestras cabezas fueron golpeadas contra el asfalto, nuestra dignidad fue eliminada bajo sus botas, nuestras manos fueron quebradas por los toletes, nuestras caras fueron machacadas por sus puñetazos, nuestros pulmones todavía contienen los gases que nos echaron, que están prohibidos según acuerdos internacionales. Moriremos prematuramente porque no estuvimos de acuerdo con las leyes que nos están robando la vida. Somos los detenidos que nos arrastramos en juicios por años, Panagiotis que llevaba zapatos de un color equivocado y se quedó 40 días en la cárcel, Dimitrios Augustinos que pasó por el lugar equivocado en el momento equivocado, los 50 heridos en el hospital Evangelismos el 8 de marzo de 2007.
Nosotros incendiamos sus bancos. Nosotros nos enfrentamos con la policía. Nosotros destruimos la paz social que están construyendo día y noche lavando el cerebro de los ciudadanos para que obedezcan y se callen. Nosotros seguimos iluminando las noches frías que nos trajeron. Nosotros seguimos ensuciando las paredes con consignas que aunque sus ojos vean nunca llegarán a sus oídos. Nosotros nos vengamos por Alexis en las barricadas, el mismo sábado en que los buenos ciudadanos burlaban otra vez sus conciencias con la violación semanal. No es que nuestras palabras sean crueles. Cruel es su realidad. Alexis fue la gota que hizo desbordar el vaso. Cada noche va a ser de él de aquí en adelante.
Se acabaron sus noches tranquilas
Péguennos, échennos gases, deténgannos, tírennos balas de goma como las que llevan tirando desde el sábado, apúntennos con sus pistolas o den tiros al aire (¿o a nosotros tal vez?). Alisten al paraestado, como están haciendo ahora en Patras o a esos periodistas siempre dispuestos a lamer la mano larga del poder. A Pretenteris, Evangelatos, Triantafilopulos, Kapsis, Tremi, Pavlopulos, Papajelas. Y a todos los demás. De ellos depende su éxito. Escondan las imágenes de la brutalidad policial, tapen los escándalos que apestan, aprueben sus medidas antipopulares con "consenso social".
El lunes en Atenas pusieron a sus agentes a destruir los pequeños comercios. Nosotros los vimos saliendo de las filas de la policía. Hay incluso fotos. Las van a ocultar a esas también, con mucho éxito. Ya sus papagayos, después de los primeros disturbios, repiten bien los que ustedes les enseñaron.
El martes no respetaron ni siquiera el funeral de Alexis. Mandaron a los antidisturbios a su funeral para provocar a niños de 15 años. Tiraron gases lacrimógenos y detuvieron a niños. Ustedes profanaron al mismo chico que asesinaron.
¡Ya basta con las mentiras! No somos los encapuchados ni los conocidos-desconocidos. Somos muchos y estamos furiosos. Ya paren de repetir tonterías. Desde Komotini hasta Janiá, de norte a sur nuestra rabia se desborda. Cayeron con todos los medios que su monstruoso poder dispone para eliminarnos. Con toletes, balas, lacrimógenos, medios de comunicación masiva, provocaciones, paraestado.
No tenemos ilusiones. No tenemos ninguna esperanza. Por eso somos peligrosos.
No nos hacemos ilusiones que van a tomar todo eso en cuenta. Todos los días entierran nuestros gritos en su mentira.
Adiós. Nos van a ver desde sus sofás en sus televisiones.
Saqué cámara, tomé un sorbo de Ron, y me acerqué a sacar fotos de la situación tapándome detrás de un auto, de las botellas que a goterones se hacían caer. Alcanzo a hacer un click con la vieja cámara, y un verde tapado hasta el cuello se acerca a preguntar que estoy haciendo. “Sacando fotos de la situación”, le respondía mientras había llegado otro paquito de xuxa, quien tomándome la cámara repetía: “Y pa´qué querís sacar fotos weón”
Cuento corto, 4 pacos (uno me pegaba magistralmente pequeños golpes con su bastoncito), para quitarme la cámara y evitar fotos de la situación. La resistencia fue acompañada por amigos que se acercaron a defenderme y sacarme de una situación que pudo haber terminado en sacada de chucha en una de las zapatillas. Más que mal, ya sabemos la clase de “ser gente” y “hacer sociedad” que tienen estos locos formados para la represión y cuidar el capital de los poderositos de siempre; ya lo saben especialmente lxs Hermanxs Mapuches que resisten en el sur, los embates de la policía que cuida por mandato político de la Concertación las tierras usurpadas por privados con engaños y violencia. Como siempre, el diálogo de la violencia continúa negando derechos…